martes, 27 de septiembre de 2016

El efecto de la luna llena



Todavía me sorprende el efecto que la luna,
cuando está llena, tiene sobre mí.



Similar al que tiene sobre las mareas,
subidas y bajadas que me hacen sentir.

Como aquel hombre furioso que se convierte en lobo,
cuando la miro fijamente mi mente se vuelve eclipse.

Y aún no entiendo que tiene el brillo de esa esfera
que de niebla me llena las ideas,
pero a mí, la luna llena, no me convierte en sirena
me saltan las alarmas y no puedo dejar de mirarla
pero no aúllo para que no me explote la garganta.

Ella me hechiza como por arte de magia
y entonces, por un tiempo, ya no puedo olvidarla.

Me pausa y me excita, me aturde y me tranquiliza
como si en vez de luz desprendiese cafeína.

Droga blanca y barata esa luna
que engancha más que la cocaína.

Y ese brillo tan adictivo que tiene ella,
¿Sabes quién más lo tiene? Adivina

Mírate cualquier noche que no salga la luna llena
y entenderás por qué no dejo de perder la cabeza.

martes, 20 de septiembre de 2016

Cazadores furtivos

Como si se nos fuera en la vida en los portales 
regalando palabras que jamás volveremos a pronunciar
intentando encajar piezas de un puzzle incompleto
y por mucho que forcemos, créeme, no van a encajar


Como locos haciendo un corazón con retales
sin hilo ni aguja sin ni siquiera pensar
locos por algo parecido al miedo
de quedarnos solos y ver la vida pasar


Como lobos hambrientos que buscan ser felices
que corren tan ciegos que se van a matar
no saben que nunca llegarán al cielo
como mucho se quedarán en el fondo del mar


Y así nos va a los cazadores
robando los besos que no podemos comprar
algunos ingenuos me llaman fugitivo
fugitivo, como mucho, huyo de amar





lunes, 5 de septiembre de 2016

Verano

Es tan efímero que se deshace entre mis dedos como si de polvo se tratase, 
casi etéreo, de otro universo. 
Volcánico, explosivo quizás, tan fugaz como una estrella. 
Y aún así alberga millones de galaxias
(algunas ya apagadas y otras que acaban de ser encendidas).
Fotografías que van perdiendo color por culpa del sol aunque a veces es mejor olvidar algunas de ellas. 

Tornados que no hacen más que arrastrar piedras al camino, 
amores de una noche cálida que ya se han quedado fríos. 
Horas, libros, películas, cafés que se quedan olvidados mientras playas, cervezas, fiestas e instantes los van sustituyendo.
Tan irregular, tan correcaminos, tan cielo, tan mar...
Como una gota de lluvia corriendo por el cristal.
De aquí para allá, todo el día deambulando.
Parece que no ha empezado y joder, ya se ha terminado.
Aún queda arena en la mochila de la playa, pantalones cortos que quieren seguir viendo la luz hasta octubre, helados que rabian por derretirse, olas que esperan ser saltadas, planes que tendrán que esperar, viajes que no se lograron y millones de recuerdos que te servirán de reserva para el invierno.



Fugaz, 
efímero
y etéreo
verano 
que
ya 
se 
deshace 
entre 
mis 
aún 
cálidas 
manos.