domingo, 31 de diciembre de 2023

Querido 2024, vuela alto

Querido 2023, has avanzado.

Empezamos raro, llegaste como a quién no se le esperaba, sigiloso; y has pasado en un abrir y cerrar de ojos.

Como si nada pero a la vez como si todo.

Has hecho ruido, dejado huella y cicatriz pero siempre en silencio.
Un silencio consciente.
Has sido calma, música y efectos especiales.

Hemos avanzado, crecido, madurado y volado.
Hemos volado libres, sin cuerdas, manteniendo un equilibrio casi perfecto en el que apenas hay ruido mental ni días negros.

Gracias por no hacerme perder a nadie cercano este año.

Si tengo que resumirte puedo hacerlo en kilómetros, porque hemos viajado mucho por carretera, pero también en avión y en barco e incluso desde un prao en medio de la nada o una playa oscura en el hemisferio sur en la que el cielo lo era todo.

Fuiste un trote continuo pero descansado.
Nos hemos caído y levantado rápido.
Fuiste estabilidad y convivencia y también lo saltaste todo por los aires. 

Enero fue una blanca calma llena de amor, en Febrero intentamos hacer una parrilla en la Asturias profunda que no salió bien pero vimos arder ese fuego y muchos cielos después, en un viaje exprés recorrimos Burdeos y perdí la vergüenza disfrazada de payasa. Marzo fue otra blanca calma con aroma a primavera y Abril entró por la puerta cargado de reencuentros de Avilés a Suiza, en Mayo nos reencontramos en Cuenca y cerramos algunas etapas. Junio fue coger impulso durmiendo en un camping desierto y pidiéndole a San Juan que mantuviese el rumbo. Julio llegó cargado de trabajo pero con tiempo a nuevas experiencias en forma de rafting y recogimos nuestra primera cosecha. Agosto fue pueblo, Sonorama y volver a la vida; ese soplo de aire fresco que te pone los pies en el suelo. En Septiembre entendí lo que era el amor al ver casarse a dos grandes amigos y me sirvió como preparación para un Octubre voraz que me marcó. Viajé a Uruguay para trabajar de la mano de mis abuelos y aproveché para conocer la historia de mi familia allá dónde ellos se conocieron. Me llené de familia, cultura, aprendí a tomar mate, conocí el trabajo comunitario gracias a grandes personas, abracé la calma de Montevideo de la mano de Benedetti, el caos de Buenos Aires y contemplé la inmensidad desde el suelo del Cabo Polonio. Panamá en Noviembre me recordó que todo el trabajo interno ha servido para hacer este viaje lleno de curvas y baches, de improvisación constante y aún así disfrutarlo al máximo. A la vuelta seguimos corriendo, cerramos una etapa porque todas tienen su final y llegó Diciembre que fue renacer de las cenizas y recuperación, fue cuidarme física y mentalmente, quererme aún más fuerte, ilusión y reencuentros. Fue Vigo, casa y pueblo. Fue el calor del hogar.

Así, echando la vista atrás... 2023, qué gran suerte.

Hemos cambiado mucho pero seguimos siendo las mismas,
cada vez más en paz conmigo y con el mundo
porque nada es tan importante
y a veces la salvación está dentro dentro de un beso.
Madurar es también entender que a veces las heridas no se van a curar,
pero qué más da.

A ti 2024... simplemente haz que merezca la pena.

Llegas cargado de ganas, al fin y al cabo eres un par. 

Tu predecesor ha dejado el listón muy alto, pero tranquilo que no te estoy retando. 

Te vuelvo a dejar ser, sorpréndeme.

Te empiezo renovada, liberada de toda carga, expectante, dispuesta, voraz.
Quiero morderte, besarte, abrazarte, arañarte, dejarte huella, quiero que me marques.
Estoy segura de que vendrán nuevos tatuajes y un puñado de kilómetros que sumar,
porque pienso viajar, llenarme de peros y por qués,
pienso cuestionarte porque eres el año de los diez.

Y es que en tus días se cumplen diez años de muchas etapas,
por eso te espero emocionante.
No quiero grandes cambios,
sólo lléname las pupilas y hazme llorar de risa, erízame la piel, ponlo todo patas arriba y ordénalo otra vez.
Y no te pido deseos, pero sí te deseo ganas, perder miedos, volar ligeros, bailar...
disfrutemos de la vida una vez más.

Querida yo dentro de un año,

Eres luz, la metamorfosis que empezamos hace ya algunos años cada vez me gusta más,
somos cada año nuestra mejor versión.
Sigue manteniendo la calma y a los tuyos bien cerca.
Espero que los días grises sean casi inexistentes,
eso significa que bailar en la cuerda floja cada vez se nos da mejor.

Ojalá sigas en calma,
ojalá no te hayan decepcionado
y ojalá te sigas amando y admirando cada día. 

No pierdas nunca las ganas de comerte el mundo, de enfrentar miedos y de brillar.

Y como dijo una buena amiga hace poco... te mereces a alguien que te quiera bonito, que te mime, te cuide, te presuma y te facilite la vida.

Porque la vida es así, sencilla si la miras con perspectiva.
Así que no lo olvides nunca,
baila sin música
e invéntate la letra.