viernes, 15 de septiembre de 2017

21

Ya han llegado los veintiuno
y estoy cumpliendo mis objetivos.

Sigo siendo la misma loca, inconformista, demasiado exigente,

que cuando tenia diecinueve y veinte.

Sigo robando besos en portales

y con alcohol celebro y ahogo sentimientos.

Busco la oscuridad para dormir

y me despierta el primer rayo de luz.

No me enamoro de una persona sino de un pedacito

de cada alma que (me) encuentr(a)o.

Cada vez creo más en el destino,

y en las miradas.

Cada vez creo más en el "pantha rei",

en que todo fluye y en que todo irá bien.

No creo que las historias terminen,

ni en el final de un poema,
y me siguen gustando los principios
aunque disfruto casi más de los finales.





Cada vez siento más turbulencias
porque busco las carreteras con más curvas.




Ya no vivo tan enfadada como hace unos años
y eso le ha dado luz a mi mirada (y a mi alma).

Sigo celebrando los aciertos

pero cada vez creo menos en los fallos.

No dejo de crecer pero el metro dice lo contrario.


Creía conocerme casi al noventa por ciento

pero aún me sigo asustando.

Cada vez son más los sueños

y, los miedos, más pequeños.

Cada vez floto más

y corro menos.

Creía haber completado mi metamorfosis
pero a veces creo que queda mucho para terminar.

He aprendido que hay hostias que merecen la pena
y que, a veces, hay que acelerar cuando te dicen que pises el freno.

Me he quitado la coraza y cada vez vuelo más alto,
sin miedo.

Ya han llegado los veintiuno, 
y a pesar de no quererlos
los estoy disfrutando al máximo.