miércoles, 11 de marzo de 2015

El tiempo

Vivimos en un mundo cronometrado, en el que cada segundo cuenta, en el que un minuto marca la diferencia entre llegar tarde o llegar demasiado temprano; en un minuto puedes pasar de ser la persona más feliz a la más triste; en un minuto puedes ganar a una persona o perderla para siempre; en un minuto; puedes nacer o morir... 

No queremos admitir que el tiempo nos controla, nos ahoga, nos presiona; no queremos aceptar que algo tan simple condicione nuestro día a día; pero sin embargo tampoco queremos cambiar nuestra forma de vida por una más tranquila en la que el tiempo no sea tan importante y  que tan solo marque la hora.
Y cambiar no es difícil, basta con observar a un niño al que no le importan los horarios porque es feliz cada minuto, porque no importa lo que va a hacer mañana sino sólo lo que está viviendo ahora; y así, con algo tan simple, es feliz, vive cada momento al máximo, tiene tiempo para todo lo que quiere porque nada le condiciona...come cuando tiene hambre, juega cuando se aburre y duerme cuando tiene sueño.
Ahora observa tu día a día... tienes muchas cosas que hacer... tantas que apenas tienes tiempo para ti, para disfrutar... y si no lo ves te propongo un juego: vete a un parque o a una calle de la ciudad y siéntate en un banco y tan solo observa, descubrirás que la gente no camina, corre; que no observan lo que tienen a su alrededor, sino que llevan la mirada fija en su objetivo y caminan hacia él.
Es triste que hayamos perdido el control de nuestras vidas hasta tal punto que no podamos disfrutarlas, pero aún puedes cambiar, puedes hacerte dueño de tu tiempo y relajarte, pensar, disfrutar, sentir...
Toma un día y vuelve a nacer, levántate y vive todo como si fuera la primera vez que lo vives, la primera vez que lo sientes.