viernes, 29 de mayo de 2015

La mala costumbre de acostumbrarse

Acostumbrarse, como todas las malas costumbres, es muy fácil, simplemente pasa, pasa que te acostumbras a una persona, a una sensación, a un lugar; pasa que no te das cuenta de que te estas acostumbrando hasta que lo estás tanto que ya no puedes dejarlo, es peor que una droga, no está en tu cuerpo, está en tu cabeza, y como ya sabes, la mente es impenetrable, es dura como una roca y las ideas no se modifican fácilmente... te persiguen siempre, son los comúnmente llamados recuerdos que te devuelven esa sensación, que te llevan a ese lugar y te traen a esa persona; esos recuerdos que te rompen (o que te dan fuerzas para seguir adelante, aunque normalmente sólo te hunden), y cuando estás roto en mil pedazos te das cuenta de que simplemente estabas acostumbrado y que las costumbres pueden cambiarse, conociendo un nuevo lugar, una nueva sensación o a una nueva persona; sólo hay una norma: no te acostumbres.




domingo, 17 de mayo de 2015

Esfuerzo-recompensa

Qué perfecto es todo cuando las cosas salen como sueñas, qué bonito es todo cuando no cuesta conseguir las cosas, y qué fracasado te sientes cuando intentas conseguir algo por todos los medios y nunca lo logras... la frustración cuando luchas por algo que nunca consigues es indescriptible.
Cuando llevas mucho tiempo luchando por un objetivo y cuando llega la hora de la verdad fracasas se te quitan  las ganas de seguir luchando o de iniciar una nueva lucha... pero la realidad es, que en ese momento en el que te sientes frustrado, es cuando debes levantar la cabeza y seguir luchando con más fuerzas que nunca, dejar a un lado tus pensamientos negativos y toda esa mierda e ir a por todas, callarles la boca a los que dijeron que jamás conseguirías tu sueño, que jamás llegarías lejos.
En ese momento en el que te sientes tan débil eres más fuerte que nunca, sacas fuerzas de debajo de las piedras porque rozaste la gloria por un instante y ese sabor tan amargo que te queda por no haberla alcanzado por completo se puede transformar en energía para un segundo salto en el que llegarás más alto, más lejos; un segundo salto en el que alcanzarás tu objetivo y con el que conseguirás las fuerzas para iniciar una nueva lucha.


Así que cuando te sientas cansado, frustrado, sin ganas de seguir luchando, levanta la cabeza y mira al cielo, mira a tu objetivo a los ojos y recuérdale que vas a por él, cueste lo que cueste lo vas a conseguir, no abandones tu lucha por una piedra que te hizo caer, saca fuerzas, dale una patada a la piedra y llega a la cima. Y recuerda que ningún esfuerzo es en vano, todo esfuerzo tiene su recompensa, y cuando se cierra una puerta, se abren dos.