viernes, 1 de julio de 2016

Nunca quise olvidarte, pero me va haciendo falta

He visto amaneceres intentando hacerle competencia al brillo de tus ojos; y también a tu mirada.

Observo atenta el pulso entre carreteras y tus caderas, compitiendo para ver quién tiene las mejores curvas.

Árboles que echaron raíces (bien profundas) para que tú, huracán no los arrancaras.

Nunca quise olvidarte, pero me va haciendo falta.
Tu olor en mi cama, a veces, todavía me mata.
Miro las estrellas y sólo veo los lunares de tu espalda.

Qué sabrán lo que es tener miedo cuando no te tengo, 
despertar por la mañana llorando por si te pierdo.
Ya nada tiene gracia, nada me causa sentimiento;
ni los pájaros, ni los rascacielos, ni los lamentos.
Ya no aprecio el arte porque nada se compara a tu cuerpo, 
no veo amaneceres por si aparecen recuerdos, 
ya no subo en ascensores, no salgo a dar paseos.

 Es como un tornado lo que tengo adentro.
Aventuras que no duraron más que un invierno,
ese fuego que sentimos ya se convirtió en incendio.

Nunca quise olvidarte pero ya va haciendo falta atarme a lo alto de otra espalda, ver cosas bonitas sin sentir nostalgia.


Y, si alguien consigue que sonría, 
entonces,
estaré (otra vez) perdida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario