viernes, 29 de mayo de 2015

La mala costumbre de acostumbrarse

Acostumbrarse, como todas las malas costumbres, es muy fácil, simplemente pasa, pasa que te acostumbras a una persona, a una sensación, a un lugar; pasa que no te das cuenta de que te estas acostumbrando hasta que lo estás tanto que ya no puedes dejarlo, es peor que una droga, no está en tu cuerpo, está en tu cabeza, y como ya sabes, la mente es impenetrable, es dura como una roca y las ideas no se modifican fácilmente... te persiguen siempre, son los comúnmente llamados recuerdos que te devuelven esa sensación, que te llevan a ese lugar y te traen a esa persona; esos recuerdos que te rompen (o que te dan fuerzas para seguir adelante, aunque normalmente sólo te hunden), y cuando estás roto en mil pedazos te das cuenta de que simplemente estabas acostumbrado y que las costumbres pueden cambiarse, conociendo un nuevo lugar, una nueva sensación o a una nueva persona; sólo hay una norma: no te acostumbres.




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