lunes, 5 de septiembre de 2016

Verano

Es tan efímero que se deshace entre mis dedos como si de polvo se tratase, 
casi etéreo, de otro universo. 
Volcánico, explosivo quizás, tan fugaz como una estrella. 
Y aún así alberga millones de galaxias
(algunas ya apagadas y otras que acaban de ser encendidas).
Fotografías que van perdiendo color por culpa del sol aunque a veces es mejor olvidar algunas de ellas. 

Tornados que no hacen más que arrastrar piedras al camino, 
amores de una noche cálida que ya se han quedado fríos. 
Horas, libros, películas, cafés que se quedan olvidados mientras playas, cervezas, fiestas e instantes los van sustituyendo.
Tan irregular, tan correcaminos, tan cielo, tan mar...
Como una gota de lluvia corriendo por el cristal.
De aquí para allá, todo el día deambulando.
Parece que no ha empezado y joder, ya se ha terminado.
Aún queda arena en la mochila de la playa, pantalones cortos que quieren seguir viendo la luz hasta octubre, helados que rabian por derretirse, olas que esperan ser saltadas, planes que tendrán que esperar, viajes que no se lograron y millones de recuerdos que te servirán de reserva para el invierno.



Fugaz, 
efímero
y etéreo
verano 
que
ya 
se 
deshace 
entre 
mis 
aún 
cálidas 
manos.

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