martes, 2 de febrero de 2016

La complicidad

Qué bonita palabra: complicidad.
Qué bonito encontrarla, sentirla, entenderla.
Qué difícil ser cómplice de alguien,
de sus sonrisas, de sus miradas, 
de sus secretos, de sus sueños.
Qué bonito encontrar al cómplice perfecto
para dejar que conozca tus planes más oscuros,
sin que se los cuentes.
Que te conozca mejor que nadie, sin decir una palabra.
Que te comprenda, con una sola mirada.
Que conectó contigo desde el minuto cero, 
cuando os mirasteis a los ojos por primera vez y visteis más allá (hasta el alma).

Y no, no sientes nada por tu cómplice (o sí, tú sabrás),
salvo la complicidad más exquisita y real del planeta Tierra.
Da igual que pasen días, meses, años o siglos sin veros, 
que la complicidad no se ve, se siente.

Y cuando la sientes...
qué brutalidad mágica, 
qué fantástico viaje, 
qué bonita esa palabra: complicidad

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